El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) publicó los datos del cierre de la actividad económica y tanto en la industria como en la construcción, es evidente que hubo una aceleración en la caída que se viene observando desde mediados del año pasado. Quien se lleva la peor parte es indudablemente la industria textil, que sufrió el derrumbe más fuerte de todos los sectores.
Estos valores se traducen en un cierre de año con un retroceso notable. Tal es así, que la caída en el sector industrial es una de las más profundas de la serie histórica. Si –en términos económicos- el 2018 fue un año malo, los datos nos sugieren a todas luces que tampoco no puede esperarse mucho para el año que comienza
En su obsesión por cumplir con el mandato del Fondo Monetario Internacional, el Gobierno priorizó cumplir con su meta fiscal que consiste en cerrar el déficit primario, relegando la obra pública (uno de los pilares de la actividad constructora) y agudizando el grave deterioro de las PyMes, las principales perjudicadas por la política económica.
Cambiar el rumbo
La economía sufrió un paro cardíaco y no hay ningún síntoma de que vaya a mejorar. Si, en cambio, el Gobierno hubiese apostado a bajar las tasas y a reactivar el mercado interno, se habría amortiguado el impacto negativo y, seguramente, otra hubiese sido la historieta.
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