El 3,4% de inflación de abril (Indec) a nivel nacional resultó uno de los datos centrales de la semana. Despertó entre algunos integrantes del Gobierno el síndrome de “lo peor ya pasó”, al contrastar ese número con el de marzo (4,7%). Si bien todos los argentinos deseamos que el índice inflacionario se desacelere, todavía hay poco que festejar. ¿Por qué?

En primer lugar, porque la inflación aún continúa en niveles muy elevados. Y porque este indicador, trasladado al primer cuatrimestre, da el 15,6% y, en términos interanuales, 55,8%.

Además, si se tiene en cuenta que el Presupuesto 2019 estimaba una inflación para este año del 23%, caeremos en la cuenta de que, en el primer cuatrimestre, nos encontramos 7,4 puntos porcentuales por debajo de esa estimación proyectada para 12 meses.

Pero eso no es todo. Si se repara en rubros esenciales para cualquier argentino, observaremos que estos crecieron por encima de la inflación oficial, impactando de manera directa en los sectores medios y en los más vulnerables.

Además de lo que se puede ver en el gráfico precedente, también en el siguiente se puede apreciar que, tomando solo abril, fue mayor la inflación general en segmentos básicos:

 

La Ciudad no es una isla

Los datos de inflación en la Ciudad de Buenos Aires, brindados también la semana pasada por la Dirección General de Estadística y Censos porteña, dio para abril 3,7%, con una acumulada para 2019 del 15,7% y del 53,4% interanual.

Si se analiza la incidencia del índice inflacionario en rubros esenciales, se nota también cómo son perjudicados aquellos que se encuentran en la clase media o por debajo de la línea de la pobreza.

El problema de la inflación nos incluye a todos los argentinos y es responsabilidad, en primer término, de quienes gobiernan.

Aquí también hace daño la grieta, que no solo es sectaria en lo político, sino que también lo suele ser en lo económico.