Si me seguís en este blog, sabrás que suelo publicar el “Resumen económico de la semana”, que comúnmente sale los domingos a la mañana. Pero esta vez resolví quitarle el “económico” al resumen, como también hablar como el vecino de Almagro que soy.
Ya sé que sabés que soy candidato a jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires por Consenso Federal. Pero quiero dejar la candidatura de lado por un rato e incluso evitar términos económicos relacionados, porque, con la muerte, la pobreza y las personas en situación de calle, no hay especulación política que valga.
Sí te puedo afirmar que los gestos de parroquias, clubes, ONG y vecinos otra vez ocuparon el lugar que debe ser prioritario del Estado y que muchos dirigentes de la política, también otra vez, desde los dos polos de la grieta, prefirieron echarse culpas antes que reconocer la omisión que desde hace casi una década ejercen en materia de exclusión y de personas vulnerables.
Como vecino de Almagro y como un tipo de 45 años que vive en ese barrio, esta semana nuevamente me dolió Buenos Aires y me dolió el país. Vi lo que todos ustedes: la frivolidad de muchos políticos de un lado, los gestos solidarios de cientos de porteños del otro. Y sí, en el medio, un hombre que falleció a causa del frío y su situación de calle.
Se trata de una escena que se replica cada vez que hace frío. ¡Frío! Es una escena que recuerda a la misma frivolidad de buena parte de la clase política cuando fueron las históricas inundaciones de La Plata de abril de 2013: aquella vez la tragedia fue infinitamente mayor, pero la reacción de una importante parte de la clase dirigente, igual de frívola. Una frivolidad que está instalada entre los dos bandos que buscan posicionarse como los grandes adversarios de las próximas elecciones. Esos dos bandos que deberían, antes que nada, realizar un mea culpa. Pero un mea culpa de verdad, no cocinado por una estrategia de marketing.
No son datos numéricos, son personas
Esta semana, a raíz del hombre que murió de frío en San Telmo, a raíz también de la apertura del Monumental para albergar a personas sin techo, los medios iniciaron sus búsquedas acerca de cuántas son las personas que viven en la calle en la Ciudad de Buenos Aires. Y los números salieron.
El último relevamiento de abril hecho por el Gobierno de la Ciudad (aún no publicado pero verificado por los principales medios porteños) indica que viven en situación de calle 1.146 mujeres, hombres y niños, 5% más que en 2018, 32% más que hace 3 años.
Con datos oficiales tomados por Chequeado.com, la mayor parte de estas personas son hombres (74,6%) “y en su mayoría se asientan en la Comuna 1 (21%), que incluye a los barrios del microcentro; la Comuna 4 (16,5%), que la integran Pompeya, Parque Patricios, Barracas y La Boca; y la Comuna 3 (13,6%), conformada por los barrios de Balvanera y San Cristóbal”.
Pero el dato no termina de convencer. Al menos no, por su metodología, al Ministerio Público de la Defensa, la Auditoría General porteña, la Defensoría del Pueblo y a más de 50 organizaciones sociales y barriales que, en 2017, realizaron su propio censo, con un resultado de 4.394 personas en situación de calle en la Ciudad de Buenos Aires. Y que el viernes 5 de julio ofrecieron el resultado del segundo relevamiento: 7.251 personas que viven mayoritariamente en las calles de la Ciudad (5.412, 16% niños) y minoritariamente en paradores nocturnos.
La desigualdad mata y toda violencia es abuso de poder
Sean cuales sean los números finales, las personas en situación de calle y los porteños bajo la línea de pobreza en CABA -que supera el 21% del total de la población, de acuerdo a la Dirección General de Estadística y Censos del GCBA- nos refieren que también en el distrito más rico de la Argentina la desigualdad mata. Y nos exponen de modo brutal una forma sutil de violencia: el abandono.
¿Qué es la violencia? Es, básicamente, cualquier tipo de abuso de poder. No hay solo violencia física. La violencia puede ser psicológica, económica, ambiental, o derivar del abandono. Por ejemplo, una pareja que deja toda una noche solos a sus hijos menores de edad en la casa para ir a una fiesta está abusándose del poder que posee sobre sus chicos y ese abandono temporal es una forma de violencia.
Lo que sucede con las personas en situación de calle en la Ciudad de Buenos Aires (y este drama no es nuevo) es una forma de abandono, es una modalidad de abuso de poder (en este caso, de las autoridades políticas, en su omisión) y es en definitiva violencia. Una violencia silenciosa.
¿Es todo culpa de la política? En caliente puedo decir que sí, pero también, si reparo en ciertos datos, puedo entender que la política es un emergente de la sociedad en la que vivimos. Entre el 1 de enero y el 31 de marzo, los equipos interdisciplinarios de la Oficina de Violencia Doméstica en CABA atendieron 3.059 denuncias de violencia. Es decir, casi 1.020 denuncias por mes y casi 34 por día. No son denuncias alocadas: en la OVD el trámite dura no menos de 4 horas -que se pueden extender a más-, y existe un proceso de admisión donde los funcionarios del organismo determinan si realmente existen una o varias personas en peligro.
¿Qué quiero decir con todo lo anterior? Que no es raro que, de una Ciudad que, en términos domésticos, es violenta, surjan representantes políticos que ejerzan algún tipo de violencia. Que el frío derive en un drama para toda una Ciudad es el resultado de por lo menos la omisión y la mala ejecución de programas y políticas sociales.
Que muera una sola persona en una semana donde la temperatura tuvo sensaciones térmicas bajo cero no es un simple accidente. Existen detrás toda esa frivolidad política y toda esa omisión (también política).
Te dejo este listado que armó mi equipo, para que sepas qué hacer si ves a una persona en situación de calle en la Ciudad de Buenos Aires. Había pensado hablar de las caídas interanuales de la producción industrial manufacturera y de la construcción, pero, como verás, la situación esta vez no daba para eso.