Pobreza en menores de 17 años: el fracaso de un país

El Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA presentó el 6 de junio el informe del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia “Infancias (s). Progresos y retrocesos en clave de desigualdad”. Si bien hubo otros temas económicos y sociales relevantes en la semana, todos quedan pequeños frente a la gravedad de los datos ofrecidos por este estudio.

  • 51,7% de los menores de 17 años estaba en 2018 bajo la línea de pobreza, el número más alto de esta década.
  • 10,9% de los niños, niñas y adolescentes (NNyA) se hallaba bajo la línea de indigencia, y 15% se encontraba en esa situación en el conurbano bonaerense.
  • 11,2% aumentó entre 2017 y 2018 la pobreza infantil.

Pero tomando solo al conurbano bonaerense las cifras son mayores:

  • 63,3% de los NNyA era pobre en 2018 en términos monetarios.
  • 15,4% estaba en la indigencia.

Para la realización de este informe de 111 páginas, además del criterio monetario, fueron considerados el acceso a los alimentos, la salud, el hábitat, la crianza y socialización, la información, la educación y el trabajo infantil. Me detendré en aquellos que, considero, son los más graves y que, en consecuencia, precisan de una solución inmediata.

Derecho a la alimentación

Según el estudio, “el riesgo alimentario en la infancia se incrementó en el último periodo interanual, 2017-2018, en un 35%”. Expresado en otros términos:

  • el 29,3% de los chicos argentinos se encontró -en 2018- en hogares que no cubrían las necesidades básicas alimentarias por problemas económicos.
  • el 13% de los NNyA ese año pasó

“Ambas cifras -apunta el estudio- son las más elevadas de la década”.

Derecho a la salud y a un hábitat digno

En números, 2 de cada 10 NNyA no asistieron a una consulta médica en 2018; el déficit a nivel promedio urbano nacional fue del 20,7%. Y en cuanto a la visita al dentista, las falencias resultaron mayores: 44% de los chicos y chicas el año último no visitó al odontólogo.

En cuanto a vivir en un lugar digno, el informe indica que “las infancias y adolescencias son unas de las poblaciones más vulnerables (…) con las consecuencias que ello tiene en la salud del niño/a sano, y en su desarrollo humano y social”. Casi la mitad de los NNyA en el país, en términos urbanos, vivía en 2018 en condiciones medioambientales contaminantes.

También se lee en el trabajo de la UCA que la situación de hacinamiento afectó al 23,4% (en 2018) de los NNyA y casi al 30% de sus pares bonaerenses.

Y otro tema tampoco menor es abordado en el trabajo, los problemas de saneamiento: no tener acceso a agua y cloacas. En este sentido, el informe es contundente: estima que afectaba el año pasado al 41,9% de la infancia, más exactamente en el tercer trimestre de 2018. Y agrega: “Esta sigue siendo una problemática que afecta a la mayoría de las infancias bonaerenses (58,3%, en 2018)”.

Trabajo infantil

Tareas domésticas intensivas y otras de carácter económico son las variables que tomó la UCA para medir el índice de trabajo infantil en la Argentina. Los NNyA de entre 5 y 17 años que trabajaba en 2018 ascendía al 7,2% del total.

Los datos anteriores no dan lugar para especulación política alguna. Nos debe llamar a la reacción. Se trata de chicos, de ese lugar sagrado que es la infancia. Y se trata también del gran fracaso que tenemos como país y como sociedad.

Los números brindados por el informe de la UCA reflejan realidades que no pueden esperar el cumplimiento de promesas de ninguna clase. Necesitamos implementar un plan de emergencia para esta situación de vulnerabilidad de la infancia en la Argentina y, por supuesto, concretar una política de Estado consistente y de largo plazo. Nadie, desde ninguna diferencia política, puede estar en desacuerdo con que el hambre y la vulneración de derechos básicos en los chicos y chicas no deben existir en la Argentina.

El trabajo completo de la UCA lo podés bajar en este link.