Creció el desempleo

Fue la noticia de la semana. La tasa de desempleo trepó a 9,1% en el cuarto trimestre de 2018, casi 2 puntos porcentuales por encima del nivel de igual trimestre de 2017. Así lo informó el Indec.

En términos absolutos, serían 260.000 nuevos desocupados en los aglomerados urbanos, según datos de la EPH (Encuesta Permanente de Hogares), aproximadamente 420.000 si se extrapola el dato a la población total.


Otro dato preocupante es la tasa de subocupación (trabajadores subocupados en trabajos de menos de 35 horas y que necesitan trabajar más): subió al 8,7% en el último año.
También aumentó 1 punto porcentual la informalidad, alcanzando el 35,3%, lo que evidencia una seria precarización del mercado laboral.

Derrumbe de la actividad económica

La actividad económica cayó en promedio 2,5% en 2018. Parece poco dada la recesión que se “sintió” en el segundo semestre. Pero acá es clave la palabra “promedio”, porque hablamos de una media de cuatro trimestres y el primero había sido muy bueno: interanualmente el PBI había crecido 4,1%. Pero luego, en el segundo semestre, se sintió el impacto de la sequía. Y en los posteriores incidieron de forma negativa los dos eventos devaluatorios y el contexto de altas tasas de interés que se mantiene hasta hoy. De ese modo se llegó al cuarto trimestre de 2018, con una caída interanual del 6,2%.

Para tomar dimensión de la piña en la actividad, se puede ver cuánto cayó del primer trimestre al cuarto. Para esto debemos tomar el PBI desestacionalizado para que la comparación intratrimestral sea coherente. De esta comparación surge una caída de la actividad del 6,3% entre el primer trimestre y el cuarto.

El PBI es importante porque nos indica el ritmo de la actividad económica al estimar la producción de bienes y servicios finales. Para hablar de “bienestar” generalmente se toma el PBI per cápita (dividir al PBI por la población), de manera de obtener en promedio la cantidad de bienes y servicios disponibles para cada habitante. Tomando la población de las proyecciones del Censo 2010, podemos ver que, durante 2018, el PBI per cápita cayó 3,5%, alcanzando el valor más bajo al menos desde 2010.

Otra variable usualmente observada es el PBI en dólares, aunque debe tomarse con delicadeza porque muchas veces habla más de procesos de apreciación/depreciación real que de la actividad económica en sí. En 2018 el PBI promedió US$535.000 millones de dólares, muy por debajo de los US$640.000 millones de 2017: una caída del 16% en buena medida explicada por la depreciación real (dólar subiendo en promedio más que los precios y las cantidades de producción cayendo).

El PBI per cápita en dólares de 2018 fue US$12.024. Para tener una noción de comparabilidad, el promedio durante 2017 de los países ricos fue de US$42.000.

Expectativas de inflación en alza

Un último dato que inquieta. La Universidad Torcuato Di Tella, en su relevamiento de expectativas de inflación, indicó que esta ya alcanza el 40%, según las proyecciones de las personas consultadas.

En el caso de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el promedio de la inflación se ubica en el 39,3%, mientras que en el Gran Buenos Aires se sitúa en el 41,3% y en el interior en el 40,6%.

La estimación refleja la incertidumbre y la desconfianza de los ciudadanos con respecto al plan económico. También deja entrever la posible orientación de sus acciones de acuerdo a sus expectativas de una inflación más alta de la esperada.